El hombre fue honestamente brutal o brutalmente honesto. Y en seguida lo condenaron por ello. Pero en definitiva, se animó a decir, por exceso ególatra o sincericido culposo, lo que muchos piensan sobre la crisis que atraviesa el mundo: alguien está ganando dinero con todo esto, y mucho.
Su nombre: Alessio Rastani, un agente de bolsa independiente que en los últimos días causo estupor tras dar una entrevista en la BBC donde disparó preceptos como "La crisis es un
sueño hecho realidad para aquellos que quieren hacer dinero. Ese es nuestro
trabajo", "el fondo de rescate (europeo) no va a funcionar y el euro se va a estrellar, porque los mercados se rigen ahora por el miedo" y "en menos de 12 meses, los ahorros de millones de personas se desvanecerán. Los líderes políticos no gobiernan el mundo. Goldman Sachs lo hace".
En fin, Rastani no descubrió la pólvora. Quienes lo hicieron, y vaya paradoja, fueron los chinos los que lo hicieron. Los mismos que tienen parábolas para todas las cosas, incluso, para las crisis que pueden ser oportunidades de crecimiento. Pero sus palabras, en momentos en los que la troika FMI-BCE-CE presiona con una nueva ola de ajustes a los países castigados no hace poco menos que quitarles respeto a sus recetas y relegitimar la voz de quienes se oponen.
En este contexto, la inesperada campaña de los millonarios del mundo para pagar voluntariamente más impuestos es, cuanto
menos, sorpresiva. ¿Qué esconden detrás de esta súbita filantropía quienes ayer apelaron a todo tipo de artilugios para esquivar al fisco y ganar favores tributarios de sus gobiernos? Digo, ¿alguien puede creer realmente en el argumento patriótico o, siquiera, en un ejercicio autoimpuesto de armonización del karma en contextos en los que miles de estadounidenses y europeos ven desvancer sus ahorros, casas, sueños y proyectos de vida mientras ellos continúan cobrando bonos millonarios de empresas rescatadas por el gobierno cuando las llamas se avivaban? Difícil.