jueves, 29 de septiembre de 2011

Oda a Berlusconi*

Atención! Lo que sigue a continuación es el informe homenaje al estadista italiano Silvio Berlusconi por su 75º Natalicio transmitido hoy en No Somos Nadie. Para una apreciación completa, imprescindible de disfrutar con cortina musical a tono. Saludos! 



El 29 de septiembre de 1936, la estrella de la fortuna descendía en Milán. Nacía el hombre que escribiría un capítulo en la vida de cientos de mujeres. Aquel que redefiniría la cultura mediterránea fusionandola con rituales africanos como el Bunga Bunga. Llegaba a nuestro mundo, Silvio Berlusconi.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

¿Quién quiere ser millonario?

El hombre fue honestamente brutal o brutalmente honesto. Y en seguida lo condenaron por ello. Pero en definitiva, se animó a decir, por exceso ególatra o sincericido culposo, lo que muchos piensan sobre la crisis que atraviesa el mundo: alguien está ganando dinero con todo esto, y mucho.

Su nombre: Alessio Rastani, un agente de bolsa independiente que en los últimos días causo estupor tras dar una entrevista en la BBC donde disparó preceptos como "La crisis es un
sueño hecho realidad para aquellos que quieren hacer dinero. Ese es nuestro
trabajo", "el fondo de rescate (europeo) no va a funcionar y el euro se va a estrellar, porque los mercados se rigen ahora por el miedo" y "en menos de 12 meses, los ahorros de millones de personas se desvanecerán. Los líderes políticos no gobiernan el mundo. Goldman Sachs lo hace".

En fin, Rastani no descubrió la pólvora. Quienes lo hicieron, y vaya paradoja, fueron los chinos los que lo hicieron. Los mismos que tienen parábolas para todas las cosas, incluso, para las crisis que pueden ser oportunidades de crecimiento. Pero sus palabras, en momentos en los que la troika FMI-BCE-CE presiona con una nueva ola de ajustes a los países castigados no hace poco menos que quitarles respeto a sus recetas y relegitimar la voz de quienes se oponen.


En este contexto, la inesperada campaña de los millonarios del mundo para pagar voluntariamente más impuestos es, cuanto
menos, sorpresiva. ¿Qué esconden detrás de esta súbita filantropía quienes ayer apelaron a todo tipo de artilugios para esquivar al fisco y ganar favores tributarios de sus gobiernos? Digo, ¿alguien puede creer realmente en el argumento patriótico o, siquiera, en un ejercicio autoimpuesto de armonización del karma en contextos en los que miles de estadounidenses y europeos ven desvancer sus ahorros, casas, sueños y proyectos de vida mientras ellos continúan cobrando bonos millonarios de empresas rescatadas por el gobierno cuando las llamas se avivaban? Difícil.

domingo, 18 de septiembre de 2011

La rebelión condenada

Los lápices argentinos no dejan de escribir. Tampoco los chilenos. Los estudiantes volvieron a marchar de este lado de la Cordillera para recordar la lucha que sentenció a quienes  los precedieron en las aulas en plena dictadura. La noche de los lápices, un episodio que da cuenta de muchos otros que quizás no se sepan. En Santiago, también los estudiantes siguen marchando aunque los medios de aquí ya no elijan reflejarlo tanto. Por sobre las fronteras, las consignas convergen en torno a una idea en común: la relevancia de la educación como el instrumento de cambio por excelencia y la biológica irreverencia del espíritu juvenil que no claudica ante sus utopías.
A continuación, les dejo la nota sobre una de los rostros de la rebeldía chilena, Camila Vallejo, quizás el más promocionado aunque dista de ser solitario. Sus propias definiciones y las de quienes la conocen, sus orígenes e historia ayudan a entender el fuego de su lucha. Acompañando, la descripción del Golem que enfrentan: el lado oscuro de un sistema educativo que hace tiempo dejó en manos del mercado la formación de nuevas generaciones. Para leer, reflexionar, debatir y compartir. Abrazos!


La rebelión estudiantil está condenada. Cambiar las reglas de juego en la educación chilena es bajar la persiana al negocio de la “corporación financiera educativa”, un conglomerado en el cual banqueros, empresarios y políticos de todos los partidos comparten mesa. ¿Por qué la Concertación guarda silencio en medio de la convulsionada Santiago y apenas se escuchan voces menores condenando la represión? ¿Por qué Sebastián Piñera insiste en que la educación gratuita es un anhelo que no puede volverse realidad? A esta altura no se trata solo de una lucha ideológica y ni siquiera el discurso de la meritocracia basta para explicar por qué algunos aún defienden con uñas y dientes un sistema que deja en el camino a gran parte de los estudiantes y endeuda fuertemente al resto. Son negocios, después de todo.

Es falsa la idea que la movilización estudiantil es un tema de izquierda o derecha. En 2006, la Rebelión de los Pingüinos secundarios, sacaron a las calles el mismo reclamo frente al recién estrenado gobierno de Michelle Bachelet, primera mujer presidente de la Concertación y un cambio significativo para la política trasandina. Curioso giro del destino o lógico paso cronológico, es probable que muchos de aquellos “pingüinos” hoy se movilizan desde las aulas magnas. Otros, tal vez, ni siquiera hayan tenido la oportunidad de continuar sus estudios luego del secundario.
En definitiva, lo que ellos piden no es algo insólito en Chile. Antes de Pinochet, la educación gratuita era una realidad. Pero lo gratuito perjudica el negocio. Hoy, de las aproximadamente 60 universidades que existen en el país, el 60 por ciento de ellas fueron construidas en los últimos 30 años.  Tres cuartas partes de ellas se financian solo con las cuotas de sus estudiantes que pueden rondar entre los 300 y los 1200 dólares.  Veinticinco son las denominadas “tradicionales” por sus años de historia y excelencia  (Universidad de Chile, Católica, etc) Por recibir Aportes fiscales directos y ser acreedoras de créditos del estado a tasa blanda, ingresar a alguna de ellas es la gran aspiración del grueso de los jóvenes ya que no solo implica mejor calidad académica pero también menor deuda a futuro. 

domingo, 17 de julio de 2011

Crímenes de tinta

La semana que pasó, Rupert Murdoch fue noticia. Y lo seguirá siendo seguramente esta y, dependiendo de cuán profundo excarve la investigación de los Comunes en el Reino Unido quizás lo siga siendo durante algunos meses más, posiblemente no ya en las portadas de sus diarios, pero sí en una página interna, tal vez una breve o, al menos, un pirulito perdido por algún lugar.  Ironía  paradójica la del zar que supo edificar su imperio mediático sobre la base de titulares sensacionalistas: hoy, ni las letras de molde impresas en sus rotativas pueden esquivar las tapas que reflejan sus desventuras. La taleónica ley de quienes matan a hierro y ya conocen de antemano su final.


¿Cuál es  la delgada línea que separa la audacia del delito para un periodista y de manera extensiva, para el medio que lo alberga y publica sus noticias? La ética, a propósito del "todo vale" murdochiano que justifica el espionaje para la obtención de datos, no deja de ser una palabra tan abarcativa como vacía si no va acompañada por la convicción de quien la manifiesta. La ética se pone a prueba en cada momento en el periodismo y, sin dudas, esta invitada a dar su testimonio en el juicio colectivo que la sociedad británica practica sobre Rupert Murdoch por las infidencias publicadas en The Sun, The Sunday Times y News of the World, tres de los cuatro diarios de News Corp, su conglomerado mediático, filial británica.

Hablando con Robert Cox, ex director del Buenos Aires Herald en tiempos de la dictadura argentina y conocedor del zar del sensacionalismo en su versión europea y americana (con The Wall Street Journal y Fox News en Estados Unidos, donde vive hoy) no ocultó para nada su escasa piel con el magnate mediático: “su problema es que es un hombre que busca más, más y más poder, lo hace excesivamente en una conquista sin reglas”, me comentó (ver su Opi en el artículo de NOTICIAS). A Cox no le produce escozor alguno los medios que exploten el amarillismo, no los rechaza al menos, pero marca un claro límite ético que se extiende tanto a tabloides populares como a tradicionales sábanas con siglos de historia. Y esta línea infranqueable es la ley. “Es lo que no se debe cruzar”.

Razonablemente, su perspectiva es diametralmente opuesta a la filosofía Murdoch de contratar los servicios de detectives privados, algunos incluso con sospechas de asesinato, para pinchar teléfonos de celebridades, políticos, deportistas, empresarios pero también familiares de víctimas de los atentados de Londres en 2005 y lograr impacto. Hace rato que la ley dejó de ser una frontera para Murdoch pero también para quienes comulgaron con sus creencias y las llevaron a la práctica. Uno de ellos, el periodista Paul McMullan, así lo resumió como ex miembro del equipo de investigación
del News of the World antes de retirarse.“La privacidad es el lugar donde hacemos cosas malas. Para tener una sociedad realmente abierta y libre, debemos tratar a la privacidad como un demonio”, argumentó en octubre de 2010 durante un congreso sobre la profesión que tuvo lugar en Londres.

La línea se desdibuja frente al ensayo de argumentos de cruzada moral. Pero nuevamente, ¿es tarea del periodista colocarse a sí mismo por encima del resto de la sociedad para velar por su correcta evolución, corregir los excesos, como una suerte de Leviathan moral? Y en el último de los casos, ¿qué credenciales tiene para ejercer la potestad de  juicio, condena y publicación en tapa? La cruzada moral puede traer peligrosas consecuencias, por caso, la difusión que el propio News of the World hizo algún tiempo atrás de 50 pederastas británicos con foto, nombres y direcciones. Al poco tiempo, se confirmó que no todos lo eran. Y Murdoch perdió dinero en resarcimientos. Pero el daño de la condena social que recayó sobre los inocentes ya estaba consumado.

En su columna “La venganza de los serios”, John Carlin desnuda con la agudeza que sólo brinda la experiencia la intrincadamente simple forma de operar de las mentes forjadas en la cultura Murdoch, recordando sus años en The Independent cuando tenían como jefe de redacción a Kelvin MacKenzie, ex director de The Sun, propiedad del australiano. “Nos creíamos tan listos, con nuestros títulos universitarios de Oxford y Cambridge y nuestros matizados argumentos, pero lo que el gran público quería era simplísimo —generar polémicas donde no las había— e historias escandalosas de famosos y fotos de mujeres con los pechos al descubierto”. Esa es la fórmula del éxito para los medios que comparten la doctrina de Murdoch en Estados Unidos, Inglaterra y el resto del mundo. Una vez más, es inevitable percibir el eco cuando se pronuncia "ética" pero los titulares no lo reflejan en el quehacer diario.

viernes, 8 de julio de 2011

En el fondo, tampoco son buenos...

Iba a comenzar diciendo que adelantaba el posteo de mis domingos predilectos al viernes solo para evitar la congestión de atención en cuestiones electorales de este fin de semana porteño pero mejor arranco con unas disculpas obligadas por el mes que pasó sin novedades. No es que no las hubiera, pero fue imposible conciliar este grato espacio de tribuna con demás obligaciones académicas. En fin, aquí va este capítulo dedicado al Fondo Monetario Internacional y su nueva moradora, Christine Lagarde. Van además, dos notas publicadas en la revista NOTICIAS como complemento: la ironía de presentar un nuevo manual de buen comportamiento para los empleados del Fondo Monetario Internacional (mientras su director gerente era encarcelado por denuncias de abuso, intento de violación y violencia de género) pero donde increíblemente subsisten avales a ciertas prácticas de acoso y una segunda nota sobre la imagen de DSK en su país y cómo el escándalo no hizo mella en su popularidad. ¿Cuestión cultural? 

Pero volvamos a centrarnos en el Fondo Monetario Internacional. Imposible aplicar con ellos la analogía de aquel viejo chiste del hombre que gritaba y se enfurecía en su hogar pero que, al irse al fondo, acariciaba al perro. El Fondo Monetario Internacional se asfixia en sus propias promesas incumplidas, para peor, inmortalizadas en documentos. Ni en el fondo, ni delante y ni en el medio son buenos. Ni hablar ya de las pompas que sonaban por 2008 cuando el G20 clamaba por una refundación del capitalismo. Europa 
(y Estados Unidos) barrieron las palabras bajo la alfombra al imponer su candidato, Christine Lagarde. Los emergentes, con sus anhelos, deberán seguir en la cola aunque parte de la culpa también recae en ellos por suscribir parcialmente a la nominación de Francia.

Apelemos a los números, el lenguaje que mejor entiende el Fondo, para explicar el argumento. En el FMI el poder de votación NO se rige por la norma 1 país – 1 voto sino por la cantidad de dinero que cada Estado aporta. Así, el 51,8 por ciento del poder de decisión es monopolizado hoy por los diez mayores aportantes, diez países que rigen un organismo multilateral conformado por 187 socios. Dentro del Top Ten, los únicos emergentes, a quienes se debía premiar por su solvencia durante lo peor de la crisis (aunque nadie sabe a ciencia 
cierta si realmente pasó lo peor o aún está por venir) son Rusia y China. Por su parte, India y Brasil (los otros dos integrantes del marketinero bloque BRIC) figuran unas posiciones por debajo. El socio mayoritario es Estados Unidos (16,7 por ciento de voto) pero Europa articulada en bloque lo supera. De hecho, Alemania (5,8), Francia (4,3), Reino Unido (4,3) e Italia (3,1) como parte de la Unión Europea se imponen con el 17, 5 por ciento del voto. Argentina apenas cosecha el 0,8 por ciento de decisión.

 En 1945, la conferencia de Bretton Woods diseñó la nueva arquitectura mundial financiera. Y fueron las potencias las que se dividieron el mundo. Europa, por acuerdo tácito, se quedó con el Fondo Monetario Internacional y Estados Unidos con el Banco Mundial. Entonces no había BRIC emergente. Eso vino después. Ahora nadie quiere ceder poder. Y menos cuando se necesita del Fondo para que actue de prestamista de emergencia ante la crisis europea y sus gobiernos duermen más tranquilos con alguien de la propia carne en el trono 
monetario. Además, ningún dinero es gratuito, sino que vienen con el consabido recetario de recortes y achiques. ¿Se imaginan la profunda herida al orgullo francés o germano si, por sobre todo, tuvieran que aceptar las órdenes de un hombre de Washington a cambio de recibir fondos para sostener al euro? Ya tuvieron que soportarlo durante estas últimas semanas cuando el norteamericano John Lipsky, número dos en el esquema, quedó transitoriamente a cargo por la salida abrupta de DSK.

Lagarde, en su primer conferencia de prensa, dejó en claro su propósito: "Mi preocupación será la deuda de los Estados europeos y la generación de empleo". Pero aún si uno no se hubiera quemado con leche creyéndole al Fondo en el pasado, no haría falta más que un simple "googleo" para dejar de creer a la flamante directora gerente. Desde 2008 a esta parte, el Fondo ha exigido ajustes estructurales a Europa a cambio de sus "préstamos salvatajes". El empleo que hoy le preocupa a Lagarde es el mismo que ellos contribuyen a generar. Y los "consejos" de reducción de salarios no se aplican a sus propios honorarios pese a que, quienes los recomiendan, provienen de la misma Europa que sugieren achicar a fuerza de machetazos.

Pero la ironía (o en su defecto el sarcasmo) de toda esta parábola no acaba allí: Lagarde cobrará un 11 por ciento más que su antecesor en el cargo: 385 mil euros al año o el equivalente a 32 mil euros por mes. Su equivalente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, gana 367 mil euros al año, o unos 30.600 por mes. El sueldo mínimo de los trabajadores  de los países en riesgo (los "PIGS") es de 1461 euros en Irlanda, 862 euros en Grecia, 748 euros en España y 565 euros en Portugal, según datos de junio de la Eurostat. Aún reuniendo los ingresos de los cuatro trabajadores juntos no alcanzarían el 10 por ciento de lo que ganará Lagarde, la misma funcionaria que incita a los gobiernos a recortarlos. Y ni todo el ahorro completo del que mejor gana de ellos alcanza para juntar en un año entero el 60 por ciento de lo que la cabeza del FMI cobra en solo un mes de trabajo. Otras de las contradicciones que hacen a nuestro sistema.

jueves, 2 de junio de 2011

Atrévanse a indignarse!

No es fácil postear en época de parciales pero tampoco quiero dejar de hacerlo. Cuando uno arranca, termina siendo una adicción. ¿Sana? Seguro que no, pero qué daño pueden causar algunas palabras. Mucho tal vez, aunque esto no es el caso. Hace tiempo que estamos hablando de los Indignados de España. Ellos sí son un ejemplo de cómo las palabras y los gestos pueden golpear más fuerte que las armas. Nadie duda del efecto que supieron despertar, aquel sueño de horizontalidad que hace diez años despuntó en Argentina y que, con caprichosa repetitividad, elige a alguna sociedad para iluminar de tanto en tanto. El problema es siempre el mismo: pasada la euforia inicial, ¿cómo canalizar tanta fuerza espontánea sin que el monstruo de la burocracia devore la utopía?

Es una paradoja. Un sueño de cambio legítimo, nacido del desencanto pero también de la esperanza. Tanto capital político en estado puro y sin un instrumento para canalizarlo. En las últimas elecciones de España, Mariano Rajoy y sus acólitos del Partido Popular podrán haber celebrado los casi 10 puntos de diferencia que le aventajaron al socialismo. Pero si se quedan en la superficie de los números,
 jamás podrán vislumbrar la verdad en las capas subterráneas, esa que describe que los miles de votos que le dijeron no a un socialismo con traje de Tercera Vía giddensiana que navega la crisis de Europa y España con (excesivo) respeto por los mercados, tampoco fue hacia sus arcas: se repartió en opciones regionales, partidos nacionalistas, voto blanco y nulo. La abstensión en 2011 (33%) fue incluso menor a la de los comicios municipales de 2007 (36%) lo que demuestra que el pueblo español pide más democracia, no atenta contra ella. El voto nulo y el blanco implica el esfuerzo de movilizarse hasta las urnas para dar un mensaje, algo que la cómoda abstensión no puede ilustrar con igual fuerza.

Es lo que Stéphane Hessel, autor del manifiesto más buscado en estos días, Indígnese!, intentó transmitir. Con sus 93 años, una vida en la resistencia francesa al nazismo, torturado en Buchenwald y protagonista de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, uno podría pensar qué puede sorprender a este hombre. Y sin embargo los indignados de España lo lograron. Y la indignación se expande por toda Europa y el mundo. Hay pocas epidemias tan gustosamente contagiosas como la fiebre democrática que impulsa a los pueblos a volver a soñar con la política. Esa que que no se circunscribe a los pasillos y oficinas de edificios arcaicos. Sino la que se gesta como un movimiento amorfo, colectivo e imaginativo que aún se permite soñar con el mañana con el mismo fuego apasionado de antaño.

Por eso, quiero compartir con ustedes estos 11 minutos de una de los análsis más exquisitos sobre tanta indignación. Eduardo Galeano, descubierto por una cámara mientras desandaba sus pasos por la plaza de Cataluña, sede del acampe en Barcelona. Una lección de intelectualidad arropada en poesía que no se puede dejar de escuchar. A disfrutarlo!

domingo, 15 de mayo de 2011

El peor amigo de los terroristas

Esta es, sin dudas, una de las notas que más disfruté hacer. Digo, todas las que tengo la suerte de escribir me dejan un grado de mayor o menor conformidad (según circunstancias) una vez que las finalizo pero hay algunas de ellas, ciertas notas que, cuando uno las firma, lo hace con una satisfacción particular: sea porque realmente halló un dato revelador, porque pudo finalmente dialogar con ese entrevistado huidizo o tan ansiado o, sencillamente, porque haberla ideado, producido y finalmente elaborado le deja cierto gozo emocional. Este es el caso con "La liga de la justicia canina: perros que cazan terroristas".

Vayamos al punto: quiénes son estos perros. Sin ánimo de adelantarles demasiado de la nota para que puedan disfrutarla, sí me permito contarles algunos datos que, por cuestiones de espacio, tal vez no pude incorporar en profundidad. Revisando el desarrollo del operativo a cargo de los Navy Seals en Abbottabad, Pakistán, en la residencia de Osama Bin Laden, captó mi atención que entre las tropas de elite había un perro. No se sabe su nombre ni su raza (aunque de esto último hay ciertas suposiciones) pero sí que cumplió un papel fundamental
en la misión. Ahí nació mi curiosidad: resulta que los "perros de guerra" o "Military Working Dogs" (MWD) como los llaman en Estados Unidos, no son un invento del Pentágono. Ya los antiguos imperios los empleaban en sus filas como centinelas, mensajeros, rastreadores y demás funciones acorde a sus habilidades. Ejemplos son los casos de los romanos pero también de los griegos, los persas y, más recientemente en el tiempo, la Francia de Napoleón, Alemania y la Unión Soviética. En Estados Unidos, los primeros "perros de guerra" aparecieron en la Guerra Civil pero no fue hasta la Segunda Guerra que se incorporaron bajo un programa de entrenamiento especial. Hoy forman parte de las tropas estadounidenses y se encuentran desplegados por Afganistán e Irak, entre otros lugares.
Dejando a un lado el legítimo debate acerca de si los animales deberían ser empleados o no con estos fines, lo que
más me conmovió y que, de algún modo, intenté transmitir en estas dos páginas, surgió de mi diálogo telefónico con el ex marine Ron Aiello, veterano de Vietnam y presidente de la US War Dogs Association. El mismo fue un cuidador a cargo de un perro durante el conflicto, perro que se convirtió en mucho más que un animal: fue su amigo y su mejor compañero, así lo recordaba. En la conexión que él me describió con su "Stormy", en cómo le salvó la vida en una oportunidad en la que marchaba como siempre a la vanguardia de su pelotón y fue él quien le advirtió sobre una emboscada que hubiera sido fatal, en alguna forma, supe interpretar el lazo emocional que ciñe a cualquier hombre con su mascota. Y,de algún modo, cómo ese vínculo se fortalece hasta volverse único en una situación límite de vida o muerte en la que ya no es solo el perro el que depende del hombre para sobrevivir pero también a la inversa. Quizás por pecar yo mismo de fanático de estos animales, entendí lo que sus palabras insinuaban y no solo expresban, cuando habla de un sentimiento tan fuerte y de una conexión especial que sobrevive aún hoy en sus memoria. Y creo que quien alguna vez haya tenido la suerte de compartir una amistad semejante, sabrá entender a lo que me refiero. Espero que disfruten la nota. Saludos!